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martes, 29 de enero de 2008

HISTORIAS DE NUESTRA HERMANDAD

HISTORIAS DE LA HERMANDAD

En torno a la Hermandad rondan varias historias que se van contando de boca a boca y nunca se han escrito, por lo que son desconocidas para la mayoría de los hermanos de la Hermandad. Por ello, y para que nunca se modifiquen aquí están esas historias.

· La mano de plata


La historia de la mano de plata ocurrió sobre el año 1.970. Sobre ese tiempo “Rubillo el Pelao”, llamado José, era la persona que se dedicaba casi exclusivamente al cuidado del Simpecado a lo largo del año y sobre todo durante la romería del Rocío. Este hombre sufría una enfermedad en una mano. Ya le habían cortado un dedo y tenían que cortarle la mano entera porque la enfermedad iba avanzando, pero decidió operarse después de la romería de aquel año. Durante la romería, entre Pilas y Villamanrique de la Condesa, por la carretera un caballo hizo un movimiento muy brusco y extraño junto a los bueyes de la carreta del Simpecado, de tal forma que un buey se asustó arrastrando hacia un lado al otro buey. Como consecuencia de ello la carreta del Simpecado se volcó hacia un lado, intentando sujetarla “Rubillo el Pelao” con la mano enferma. La carreta estuvo pocos segundos en el suelo, ya que todos los peregrinos la pusieron en pie en seguida. El resultado de dicha caída fue algunos candelabros rotos. Milagrosamente no cogió a nadie debajo. Pero el milagro se produjo en nuestro hermano “Rubillo el Pelao”, a quién no le tuvieron que cortar la mano enferma porque se le puso bien. Este, en agradecimiento por lo sucedido, regaló una mano de plata, de unos 8 centímetros, al Simpecado, el cual ha estado colgado por detrás del mismo hasta hace varios años.
El motivo por el que la mano de plata se le quitó al Simpecado es que estaba colgado del forro de detrás, el cual se estaba rompiendo por el peso de este exvoto. La Hermandad todavía conserva dicha mano con gran cariño.

· La margarita


Antiguamente, las niñas de las familias con dinero que no tenían que trabajar, se entretenían bordando o haciendo otros trabajos manuales. A estas familias pertenecía la familia Llorente, fundador de nuestra Hermandad. Esta familia tenía varias hijas, las cuales hacían sus propias labores de bordado, entre las que hacía margaritas. Toda niña rica tenía que tener su propia margarita bordada. Un día una de estas niñas se puso muy enferma y su padre colocó en el Simpecado la margarita de esta niña, pero esta vez no pudo ser y la niña murió. Desde entonces el Simpecado ha llevado esa margarita en recuerdo de esta niña.
La margarita lo ha llevado el Simpecado hasta el año 1.997, año en que fue restaurado. La margarita sigue en posesión de la Hermandad.

· El cambio de medalla entre los Hermanos Mayores

La medalla del Hermano Mayor no es igual a todos los hermanos de la Hermandad. Esta parece ser que es la medalla antigua de la Hermandad de Triana.
La Hermandad de Sanlúcar la Mayor es la única Hermandad en la que el Hermano Mayor entrante y saliente se cambian las medallas durante la procesión de la Virgen del Rocío, cuando está delante de nuestro Simpecado. Esto viene sucediendo desde la romería del año 1.944. En este tiempo eran muchos menos que ahora los peregrinos que iban al Rocío. Los sacerdotes no se subían en hombros para rezar la Salve cuando estaba la Virgen delante del Simpecado, sino que era la Virgen la que se ponía en el suelo. Este año era Hermano Mayor D. Eustaquio Sousa Castaño y quería que fuese el siguiente su sobrino D. José Morales Sousa, pero este no quería ser Hermano Mayor.

D. Eustaquio esperó a que pusieran a la Virgen en el suelo para rezar la Salve delante del Simpecado y ponerle la medalla de Hermano Mayor, sabiendo que delante de Ella no podría decir que no a dicho cargo. Desde entonces este gesto se viene repitiendo cada lunes de Pentecostés durante la procesión de la Virgen del Rocío ante nuestro Simpecado. Debido a la cantidad de personas que hay ahora durante la procesión, la Virgen ya no se pone en el suelo, sino que es levantado en hombros no solo el sacerdote para rezar la Salve, sino también los dos Hermanos Mayores.

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